Jerez de los Caballeros es, sin duda, una población central y clave en el suroeste extremeño. Sus orígenes data de tiempos romanos, aunque su antecedente más claro es árabe quienes la denominaron "Xeris". Posteriormente, durante la Reconquista, fue tomada y anexionada por el reino de Léon (inmediatamente después reino de Castilla y León) hacia 1230. Fue donada a la Orden del Temple que la protegió y administró hasta su convulsa disolución, pasando después a dominios de la Orden de Santiago. Aun así, la huella templaria en Jerez de los Caballeros sigue siendo notable como muestra la imagen de su castillo aquí reproducida.

Este dolmen es otro ejemplo del esplendor que alcanzó el megalitismo en la zona meridional de la provincia de Cáceres. Sin embargo, las piezas líticas aparecen ya bastante más ligeras, en un claro propósito técnico de facilitar su traslado y su erección guardando la misma finalidad original, lo que puede hacernos suponer que se constuyó en una época posterior a la del anterior dolmen de Valencia de Alcántara que vimos anteriormente.

Este Templo romano pertenece a las antiguas ruinas romanas de Talavera La Vieja en la provincia de Cáceres. Se encuentra protegido desde 1931 y fue traslado a su ubicación actual en Bohonal de Ibor para evitar su deterioro por motivo de las inundaciones. Obsérvese la desnudez de su arqutrabe y el desafío del arco central superior en lo que hubo de ser la entrada principal al templo. Las columnas de estilo corintio son muestra de la plenitud del clasicismo elevada sobre podium.

Galisteo comenzó a adquirir importancia como villa cabeza de señorío a partir del siglo XIII primero bajo jurisdicción del infante Don Fernando y luego de los Duques de Montellano. El pueblo se encuentra en encrucijada de la antigua ruta romana de la Rusticiana y, asimismo, está rodeado por una imponente fortaleza construida en el siglo XV por auspicios de Manrique de Lara. Además, su Iglesia de la Asunción, es un buen ejemplo de arte mudéjar extremeño. En la imagen, podemos ver una torre del Castillo, ligeramente amatacanada y con un peculiar remate en su parte superior.

Castillo de Trujillo. Imponente en su estructura refleja a la perfección la importancia que, tras la expediciones de conquista en América de la familia Pizarro, adquirió esta población